domingo, 14 de octubre de 2012

TEMA 2, Causas del Subdesarrollo

TEMA  2.
CAUSAS DEL SUBDESARROLLO

1. La globalización
Es la tendencia de los mercados y las empresas a extenderse alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales.
El FMI lo define como una interdependencia económica creciente del conjunto de países del mundo, provocada por el aumento de volumen y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales de capitales, al tiempo que se acelera la tecnología de manera generalizada.



La globalización: Beneficiados y perjudicados.

la globalización beneficia más a los países ricos que a los pobres, por ello son los más ricos los que más la defienden.e la globalización está haciendo más ricos a los que ya lo eran, permitiéndoles llegar a nuevos mercados,  y  aumentando el número de consumidores para sus productos y servicios.

Para muchos de los países más pobres y menos desarrollados, el problema no radica en que la globalización los haga más pobres, sino en la amenaza de ser excluidos de ella. En 1997, la mínima participación de estos países en  el comercio mundial, con una cifra que asciende al 0,4%, correspondió a la mitad de su participación en 1980. La tasa de crecimiento de estos países también está muy por debajo de las que disfrutan los países en desarrollo más globalizados.

Por otra parte, el acceso de los países en desarrollo a la inversión extranjera privada sigue siendo insignificante. Lejos de condenar a estos países al aislamiento y la pobreza continua, la tarea urgente de la comunidad internacional es ayudarlos a integrarse aún más en la economía mundial, brindándoles asistencia para ayudarles a crear instituciones y políticas de apoyo, así como para continuar ampliando su acceso a los mercados internacionales.

La globalización pretende por un lado  un aumento del comercio internacional. Sin embargo, lo preocupante es que los países más pobres apenas participan de ese comercio internacional. Sus productos siguen teniendo dificultades para acceder al mercado internacional, o lo hacen en condiciones todavía desfavorables.Los países en desarrollo recibieron aproximadamente la cuarta parte de los
flujos de IED en 2001 como promedio Por otro lado la globalización pretende aumentar la inversión extranjera directa (IED).

Otro de los propósitos de la globalización es dinamizar el flujo del mercado de capitales.

En definitiva, la globalización supone la integración en la economía mundial capitalista de nuevos países, pero éstos lo hacen de una manera subordinada.

Este sistema económico único se sustenta en la especialización productiva, lo que significa la división internacional del trabajo. Esto supone que cada país se debe especializar en aquellos productos en los que es más eficiente, para así poder acudir al mercado internacional con productos que sean competitivos.

Los  capitales que se dirigen a estos países no buscan el incremento de la riqueza de la propia economía, sino que se suelen utilizar como plataformas de exportación, saliendo de éstos los beneficios que se dirigen al país de origen del capital, por lo que ni siquiera sirven para el desarrollo de la economía interna.

En la mayoría de los casos estos flujos económicos que penetran en otros países, no lo hacen creando nuevas empresas, sino que su función es absorber actividades ya creadas, proceso que a veces se ve
acompañado de un plan de reestructuración que supone el despido masivo de trabajadores.


2. La deuda externa
Es la deuda que un país ha contraído con otro.
Alrededor de un quinto del total de la deuda tiene su origen en créditos concedidos en periodos de dictaduras.
Los países más endeudados carecen de las infraestructuras y servicios sociales con los que mejorar las condiciones de vida de su población. Son estados en los que la situación de gran parte de la población hace que el gasto social sea imprescindible para el desarrollo del país. El esfuerzo de destinar importantes cantidades al pago de la deuda no logra reducir el importe total de ésta, que sigue creciendo a un ritmo de 20% anual, lo que convierte el problema de la deuda en un círculo vicioso, sin salida. La deuda se ha convertido en una fuente de transferencia de recursos desde las comunidades que más los necesitan a los países desarrollados. La cantidad transferida, en bastantes ocasiones, supera o multiplica lo que reciben de estos mismos países como ayuda al desarrollo.

Reducción o condonación de la deuda externa

En octubre de 1996, el Banco Mundial y el FMI llegaron a un acuerdo sobre un plan de reducción de la deuda para los Países Pobres Altamente Endeudados (PPAE), que debería permitir al país deudor devolver sus préstamos sin comprometer su crecimiento económico y sin aumentar los atrasos, hipotecando de nuevo su futuro.

Como condición para aliviar la deuda, el país debe aplicar las políticas de ajuste estructural aprobadas por el Banco Mundial y el FMI. Conforme a esta iniciativa, una vez que el país elegido ha aplicado una reforma económica durante tres años, los acreedores  del Club de París (principales estados acreedores que
estudian los problemas de pagos de los países deudores de manera conjunta y no bilateral) reducen en un 67% la parte de la deuda que reúne las condiciones exigidas.

Fueron 41  los  países  que fueron  clasificados como países pobres altamente endeudados por el Banco Mundial, pero sólo unos pocos se beneficiarán de esta iniciativa. No se ha tenido en cuenta que las naciones más pobres afrontan el pago de sus deudas a costa del bienestar de su propia población.
Estamos ante una espera demasiado larga. Plantear como plazo mínimo entre tres y seis años de reformas económicas es demasiado tiempo para un país empobrecido que cada día que pasa se endeuda más.
La iniciativa PPAE exige la aplicación de las políticas de ajuste estructural en los países que necesitan un alivio de su deuda. Estas reformas pueden ser positivas en algunos aspectos, mientras que en otros suponen perpetuar situaciones de pobreza y hambre.


3. Las condiciones políticas
Autocracias y dictaduras

Las autocracias son los sistemas políticos en los que el poder se centra en una única persona, mientras que las oligarquías es el sistema en el que el poder se centraliza en un grupo muy reducidos de personas. Como vemos estas definiciones colocan a las autocracias y a las oligarquías en sistemas políticos opuestos, o al menos, muy lejanos de la democracia, lo que convierte a muchas naciones en un verdadero caldo de cultivo para que proliferen las violaciones de los derechos humanos, las desigualdades, las injusticias y la pobreza.

La conclusión de estas autocracias es un fuerte sometimiento de la población, empleando como hilo conductor la religión musulmana, en muchos casos con tintes muy radicales, alejando a los ciudadanos de los derechos humanos más fundamentales, y haciendo que la pobreza sea generalizada. Algunos de estos países tienen un PIB que los colocan en las primeras posiciones del ranking internacional, aunque la realidad es que esa riqueza sólo sirve para enriquecer a sus líderes, y apenas se hace una política social que beneficie a la población. Por lo que a la falta de derechos y libertades, se suma un deficiente sistema educativo y sanitario, y un generalizado subdesarrollo.

4. Los fenómenos naturales
Las consecuencias de los desastres naturales no deben mirarse únicamente desde el punto de vista de las vidas que se pierden, sino también desde el punto de vista económico, porque constituyen un obstáculo para el desarrollo económico y social de la región, especialmente en los países en desarrollo. En ellos, un desastre puede ocasionar una reducción del Producto  Nacional Bruto (PNB) por varios años. Por ejemplo, una inundación arrastra la capa fértil del suelo y tarda años en recuperarse. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) ha calculado que la sequía registrada en los años 70 en El Sahel (África) redujo a la mitad el PNB de los países del área: Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania, Níger y Senegal.


Los desastres pueden tener consecuencias tardías, es decir que sólo se pueden evaluar a lo largo de varios años. Una sequía o una inundación pueden afectar la economía de la región o de un país de manera tal que repercuta en la calidad de vida y en la salud de su población por varios años, incluso décadas.

Según la Oficina del Coordinador de las Naciones Unidas para el Socorro en Casos de Desastre (UNDRO, United Nations Disaster Relief Organization), las inundaciones registradas en 1972 en Filipinas, retrasaron los esfuerzos de desarrollo del país entre tres y cinco años.

Una de las causas más importantes de la lentitud en el proceso de recuperación y reconstrucción de los países en desarrollo y subdesarrollados después de un desastre, es porque no cuentan con un alto porcentaje de bienes asegurados como los países desarrollados.

Los expertos han clasificado más de 20 riesgos capaces de producir desastres. Abarcan desde terremotos hasta nieblas y brumas, pero los más importantes son:
  • Hidrológicos: oleajes tempestuosos, tsunamis.
  • Meteorológicos:    inundaciones, huracanes, ciclones, tifones, 
  • tornados, sequías, heladas, granizadas, olas de frío o de calor, nevadas o 
  • temporales de invierno.
  • Geofísicos:    movimientos sísmicos y vulcanismo, avalanchas, derrumbes, aluviones, aludes.

Las epidemias y enfermedades tropicales

Muchas enfermedades, entre ellas las tropicales, suponen un grave lastre para el desarrollo de muchos países. Estas enfermedades proliferan, por un lado por el clima de muchos países (elevadas temperaturas e índices de humedad altos), y por otro por los inadecuados hábitos higiénicos, la escasa información de los
ciudadanos y las precarias estructuras sanitarias.

Enfermedades como el cólera están muy relacionadas con el más uso del agua, y la falta de instalaciones adecuadas (alcantarillado, captación de aguas potables, etc.). La escasez de medicinas y unas instalaciones hospitalarias muy deficientes contribuyen a acelerar la propagación de estas enfermedades infecciosas.
Es importante que conozcamos que, al igual que cuando hablábamos de los desastres naturales, las epidemias suponen un fuerte contratiempo en el desarrollo económico de los países más empobrecidos


El VIH-Sida

De los 36,1 millones de personas que padecen VIH/SIDA, un abrumador 95 por ciento vive en los países en desarrollo, donde el SIDA está convirtiéndose en un peligro mayor para las zonas rurales que para las ciudades. En cifras absolutas, hay más personas infectadas del VIH en las zonas rurales. La epidemia se
propaga a una velocidad alarmante hasta las aldeas más remotas, reduciendo la producción de alimentos y amenazando la vida misma de las comunidades rurales.

En África vive apenas una décima parte de la población mundial, pero ahí se dan nueve de cada 10 casos de nueva infección del VIH. El 83 por ciento del total de muertes por SIDA ocurre en África. En África Oriental, la escasez de mano de obra causada por el VIH/SIDA ha dado lugar a una serie de cambios
agrícolas, comprendida la reducción de las tierras de cultivo, la disminución de los rendimientos agrícolas y el cambio de los cultivos comerciales por los de subsistencia.

El conocimiento y las aptitudes agrícolas también se van perdiendo conforme muere la generación que los posee. Los niños, en particular las niñas, a menudo dejan de ir a la escuela para ayudar a la familia, tendencia con sombrías repercusiones para el futuro.

Con la muerte de tantos trabajadores los ingresos se limitan más todavía, lo que reduce la capacidad de las familias de producir o comprar alimentos y pone en mayor peligro la seguridad alimentaria general.